El Unión de Kily González, un símbolo de Rosario Central, venía de igualar sin goles como visitante de San Lorenzo, y le cuesta demasiado retomar la senda de la victoria. Enfrente, el sorprendente Newell’s de Larriera ganó todos los partidos (Central Córdoba y Lanús como visitante y Belgrano como local). No sólo triunfa: suele dejar desairados a sus adversarios.
No afectó al conjunto rosarino que el director técnico diera descanso a algunos jugadores, ya que el lunes próximo recibirá a Racing por la quinta jornada, defendiendo la vanguardia en el grupo B, en la que se consolidó con su éxito en el estadio 15 de Abril.
El primer tanto, conseguido a los 7 minutos, fue una obra de arte. Ángelo Martino, zurdo, de antigua delantero a una suerte de defensor lateral moderno, avanzó con la cabeza levantada por la izquierda. Se citó con Franco Díaz, que rápidamente encontró en libertad a Banega, quizás el mejor intérprete del torneo, a los 35 años y luego de coquetear bastante con un regreso a Boca. El 10, que se inclinó por el sentimiento mayor, descubrió de primera un pase al vacío al propio Martino, que hizo una voltereta en el aire, entre magia y sorpresa. Tocó de taco el balón para ejecutar un centro bajo a donde estaba el uruguayo Juan Ramírez, el número 99, que definió con libertad.
Dominó Newell’s de principio a fin. Unión hizo lo que pudo, que no fue mucho. Llovía intensamente, lo que hacía más complicado –y espectacular– todo.
El segundo gol se presentó a los 40 minutos, luego de un saque de arco de Ramiro Macagno. La pelota, después de un desvío de cabeza, encontró la puntería de Ramírez, que levantó la cabeza y le pegó con alma y vida. Pero el balón jamás habría entrado si no hubiera contado con la complicidad del arquero Nicolás Campisi, que estiró los brazos. Subió aun más en el aire y cayó dentro de su arco.
El tercer tanto volvió hat-trick la producción de Ramírez. Fue una acción parecida a la del primer tanto, con un desborde de Martino, aunque esta vez esforzado, dificultoso, y una resolución del uruguayo en el centro del área. Newell’s confirmaba su supremacía, en el partido y en el certamen. Más tarde, Mateo Del Blanco contrajo la diferencia, pero aunque quedaban 18 minutos más el tiempo adicional, no parecía estar en peligro el triunfo leproso.
Y no lo estuvo, más allá de alguna aproximación del local. Con una noche inspirada del equipo en general y de Juan Ramírez en particular, el otrora desahuciado Newell’s ahora se muestra como lo mejor de la Copa de la Liga. Claro que todo es prematuro, pero si mantuviere este nivel, la Lepra entusiasmará de verdad a su gente.
FUENTE: LA NACION.