Los antecedentes recientes no eran favorables. La FIA forzó el abandono de Laia Sanz, tras un vuelco en la etapa 1, porque el arco de seguridad del Century se desplazó dos milímetros, y Carlos Sainz tampoco pudo continuar la aventura, luego del Infierno de 48 Horas, por motivos similares. La inspección de los comisarios reveló lo que Loeb sospechaba: la barra antivuelco no superó la prueba y las esperanzas del multicampeón de rally mundial se derrumbaron. Dacia, al igual que Ford en la jornada anterior –con el abandono del Matador Sainz–, se quedó si una de sus mejores espadas para pulsear contra Toyota, que entre el equipo oficial Toyota Gazoo Racing y la estructura Overdrive Racing ofrece a cuatro de los seis mejor ubicados en la clasificación general.

Un representante oficial de la marca japonesa, el sudafricano Saood Variawa, se impuso en la etapa, que sufrió modificaciones después de las tormentas que afectaron la región. El recorrido original fue recortado en 169 kilómetros y se optó por un programa alternativo, más ligero, aunque igualmente exigente. La general es encabezada por otro sudafricano, Henk Lategan, con el modelo Hilux IMT Evo de la factoría nipona. El póquer entre los seis mejores es completado por el saudita Yazeed Al Rajhi y el australiano Toby Price, que después de una decena de participaciones en motos –victorias en 2016 y 2019– se pasó a los autos y tripula una de las máquinas del equipo Overdrive Racing.

Al acecho del puntero están un viejo zorro del desierto y un binomio sueco que no arrastra grandes actuaciones en el historial, pero que en 2025 supera los escollos con la consigna de “intentar dos buenas semanas”, como señaló el piloto Mattias Ekstrom. Los europeos son la esperanza de Ford, que con el modelo Raptor se reinsertó en el Rally Dakar: el abandono de Sainz y el reenganche de Nani Roma debilitaron a la formación del Óvalo. Desde 1979, con Freddy Kottulinsky, no se impone un piloto sueco en la carrera más exigente del planeta. Para el líder, Lategan, la presencia de Nasser Al Attiyah es una amenaza. El príncipe qatarí ostenta cinco Touareg con tres marcas: Volkswagen, Mini y Toyota. Ahora desea inscribir su nombre con Dacia, de origen rumano, aunque parte del Grupo Renault desde 1999, cuando la compañía francesa adquirió 51% del paquete accionario.

El expectante tercer casillero que firmó Juan Cruz Yacopini en la etapa 2, de 48 horas, se derrumbó un día más tarde, entre la estrategia y los recaudos que tomó el mendocino. “Largamos adelante y Dani [Daniel Oliveras] hizo una muy buena tarea, porque era una navegación difícil. Fuimos cuidando de más; había mucha piedra y queremos cuidar el auto para la etapa maratón. Cumplimos el objetivo: tenemos el auto en una pieza. Lo ideal no era perder tanto, pero es bueno tener un poco más de traza”, apuntó Yacopini en diálogo con el periodista Roberto Berasategui. El binomio, que finalizó 23º en el tramo, cayó del séptimo puesto al undécimo en la general y una diferencia de 35m16s lo separa del puntero.

La legión argentina mantiene como firme bandera en 2025 a Nicolás Cavigliasso y Valentina Pertegarini. La pareja cordobesa volvió a imponerse y mostró que, tras tres etapas, es la mejor tripulación en la clase Challenger: el prólogo resultó una introducción para asentar el vehículo que tiene la asistencia del Team BBR; una vez que la carrera adquirió velocidad y navegación, los cordobeses ganaron todas las pruebas, aunque una penalización de tres minutos en el segundo segmento de la etapa 2 –Infierno de 48 Horas– le quitó la victoria en el parcial por apenas 2 segundos. Ahora aumentó a 19m29s la brecha sobre los debutantes Gonçalo Guerreiro y Cadu Sachs (Red Bull Off-Road Jr Team USA by BFG).

“Fue un tramo de muchas piedras y polvo. Para la próxima etapa [denominada “maratón”] vamos a llevar un poco más de repuestos”, expuso el piloto, ganador del Rally Dakar en 2019 en cuatriciclos. “Nunca hay que relajarse; esto siempre es como largar en cero. No pensamos en la tabla general, en el tiempo; la cabeza está puesta en largar y en cuidar el auto”, agregó Pertegarini, la primera mujer en consagrarse campeona en el Mundial de Rally Raid, como navegante.

La caravana enfilará este miércoles desde Al Henakiyah hacia Al Ula, que es la primera parte de la maratón que llevará a los participantes a Ha’il, donde el viernes disfrutarán de la única jornada de descanso. Serán 588 kilómetros, con 415 de especial, los que se desandarán en el segmento inicial, y otros 492, incluidos 428 cronometrados, completarán la semana inicial de carrera.

    

Las únicas victorias absolutas argentinas en el Dakar en motos fueron escritas por Kevin Benavides, en 2021 y 2023, con Honda y KTM, respectivamente, y ahora es su hermano menor, Luciano, el que se entusiasma con inscribir su nombre en la selecta lista de vencedores. El salteño es el piloto sudamericano mejor clasificado y hasta el momento dispone una estrategia conservadora, sin perder ritmo ni distancia, pero tampoco sin lanzar ataques. El inicio de la 47ª versión de la carrera es desgastante, y el representante de KTM, desde el sexto casillero de la clasificación general, espía el desarrollo. “Fue una etapa corta, pero desafiante. Muchas piedras en la primera parte dejaban poco margen para errores; la pista exigía decisiones rápidas y precisas. Después el recorrido después se hizo más rápido, pero la complejidad estaba en la navegación. El resultado me deja satisfecho: tengo una buena posición de salida y no perdí demasiado tiempo. Estamos en la pelea y con buen ritmo”, apuntó Luciano.

La situación de Kevin es más comprometida: dolores, pinchazos en un bíceps, comienzan a mermar el físico de quien en mayo pasado sufrió un gravísimo accidente, que puso en riesgo su vida. “Cansado, pero bien. El dolor es muy fuerte; creo que el bíceps está haciendo el trabajo de algunos músculos del brazo que no me funcionan y que por eso siento pinchazos. Voy a tratarme con el osteópata”, explicó el piloto que el jueves cumplirá 36 años y que sabe que en 2025 no tiene posibilidades de victoria: su meta es terminar la aventura.