La posibilidad de Barcelona tomó más fuerza después de las declaraciones que Jorge Messi le dio al paso a los periodistas, tras reunirse durante media hora con el presidente Joan Laporta. El padre de Leo fue evasivo en algunas respuestas y más explícito en otras. “No sé nada, depende de un montón de cosas. Hemos hablado, pero nada concreto”, contestó ante las primeras consultas. “Por su supuesto que me encantaría que volviese a Barcelona, ya veremos, quedan por hablar un montón de cosas. Es una opción. ¿Si confío en que pueda regresar? Sí”, agregó, antes de entrar en el hall de un edificio.
El último domingo, durante la consagración del equipo femenino de Barcelona en la Champions League en Eindhoven, Laporta admitió: “Traer a Messi está difícil, ya veremos”. Y dejó otra frase sugestiva, como si se estuviera cubriendo por si no hay final feliz: “Quien hace lo que puede no está obligado a hacer más”.
Messi está dispuesto a deponer su malestar con Laporta, encargado de decirle hace dos años que no había dinero para renovarle contrato, cuando unos meses antes había hecho campaña en las elecciones presidenciales con el eslogan “el contrato de Leo lo arreglamos en un asado”. Ahora, el N° 10 prioriza otros aspectos: retomar la vida familiar en Barcelona, su tierra de adopción desde que se fue de la Argentina con 13 años; seguir en el primer nivel europeo durante un par de temporadas más, y ponerse a las órdenes de su antiguo socio en el campo y ahora entrenador, Xavi, con quien mantiene un contacto frecuente. Públicamente, el director técnico ya le abrió las puertas de par en par.
Messi desea recuperar terreno y entornos conocidos. La primera aventura fuera de Cataluña no fue todo lo satisfactoria que imaginaba. Incursionar en un mundo todavía mucho más diferente al de Barcelona y París, como lo es Arabia Saudita, lo tienta muy poco.
A Barcelona le corresponderá ajustar su maltrecha economía para poder inscribir a Messi. Necesita que la Liga Profesional apruebe su plan de viabilidad. Debe bajar entre 200 y 250 millones de euros la masa salarial del plantel, que en la época del expresidente José María Bartomeu se había disparado hasta los 600 millones. Una reducción vendrá por el lado de las salidas de Sergio Busquets y Jordi Alba, dos de los contratos más altos, firmados en la época de descontrol económico que ahora está sufriendo.
El club catalán todavía debe inscribir los contratos de Ronald Araujo, Gavi y Alejandro Balde, futbolistas sobre los que asienta su próximo proyecto. También debe salir al mercado para contratar un reemplazante de Busquets, mientras está dispuesto a negociar las salidas de Ferrán Torres, Ansu Fati y Franck Kessié.
En su último año en PSG, Messi tuvo un salario de 40 millones de euros. Algunas versiones indican que en Barcelona cobraría 25, una cifra muy inferior a la de su primera etapa.
Si se concreta la vuelta, Leo no lo hará en el Camp Nou, que ya fue cerrado por remodelaciones. Mientras duren las obras, entre uno y dos años, Barcelona será local en el estadio olímpico de Montjuic. Y en el aire está un asunto de sumo interés para Messi: que Barcelona evite una exclusión de la próxima Champions League de parte de la UEFA, debido al “Caso Negreira”, la supuesta corrupción arbitral que involucró a varios presidentes. Hace un tiempo, el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, dijo que la acusación contra Barcelona era “grave, muy grave”.
Mientras espera por Barcelona, Messi posterga una respuesta a Al-Hilal, que mantiene la oferta de 400 millones de euros que le acercó hace un par de meses. Esta dilación habría molestado al club saudí, acostumbrado a imponer condiciones con su poderío económico. Este lunes, el Fondo Público de Inversión Saudí anunció que se hace cargo de los cuatro clubes grandes del país (Al-Hilal, Ittihad, Al-Nassr y Al-Ahli). Es una manera de blanquear lo que ya estaba haciendo y confirmar que se viene otro torrente de dinero para contrataciones. Es el estado saudí saliendo a traer figuras internacionales para repartir entre los equipos más importantes. El trasfondo es el apuntalamiento de la candidatura de Arabia Saudita para organizar el Mundial 2030.
La alternativa de que lo contrate Inter de Miami y sea cedido a préstamo a Barcelona está descartada porque reglamentariamente debería jugar al menos cuatro meses en la MLS. Messi le concede tiempo de descuento a Barcelona para que siga raspando en el fondo de la olla.