Martes 23 de Abril de 2024







 04/06/2023 - Sociedad
Homenajes a las víctimas de femicidios con mariposas y reclamos urgentes: cómo se vivió por dentro el #Niunamenos

Miles de mujeres se reunieron frente al Congreso de la Nación durante la octava manifestación feminista. Familiares de las víctimas estuvieron presentes clamando justicia por las que ya no están. “¿Por qué María es una menos? Si hizo todo para estar viva”. La madre que llevó a sus hijas por primera vez a la marcha y el grupo “No me toques” que reclama un “pogo seguro” en los conciertos


El chofer de la línea 105 avisa que el recorrido termina en la esquina de Riobamba y Bartolomé Mitre. Al único viajante desprevenido una señora le aclara: “Es que está cortado por la marcha del Ni Una Menos”. Sabrina, entonces, hace una fila de manos y baja del colectivo con sus tres hijas. Mientras caminan hacia el Congreso les adelanta lo mucho habilitado para hacer en la manifestación, y las poquitas cosas que no. “No pueden salir corriendo o alejarse de donde esté yo, pero pueden bailar, cantar, saltar y mirar todo”. En casa armaron carteles para mostrar. Guadalupe tiene ocho años y en su cartulina escribió “Las mujeres tenemos derechos”. Las consignas de las mellizas Victoria y Leticia, de seis años, son: “Las mujeres somos libres” y “Las mujeres y los hombres tenemos los mismos derechos”.


“Es muy emocionante traerlas por primera vez. Vinimos temprano para que lo puedan disfrutar. Ellas saben lo que pasa, hablamos de los femicidios. Tienen un papá súper amoroso que respeta a las mujeres, pero hablamos de que hay hombres que no nos respetan, que maltratan mujeres, que todavía falta mucha igualdad de derechos, y que por eso tenemos que seguir luchando y levantar nuestras voces antes esas injusticias”.


              Sabrina y sus tres hijas (Gustavo_Gavotti)


Las tres nenas escuchan lo que se nota que ya han escuchado otras veces. Pero Victoria está impaciente. Quiere terminar la charla pronto para acercarse a donde le dijeron que podrá cantar canciones.


De las rejas que encierran el Monumento de los Dos Congresos cuelgan mariposas hechas con papeles de coloresSobre el césped, las mariposas llevan los nombres de las muertas. También están sus fotos, las edades que tenían cuando las asesinaron por ser mujeres, las zonas del país donde vivían cuando las asesinaron por ser mujeres. Junín, Fiambalá, Escobar, Avellaneda, Rosario, Tristán Suárez, Miramar, Santiago del Estero, Guaymallén, Palpalá; 27 años, 16 años, 44 años, 56 años, 11 años, 88 años, 14 años, 39 años, 20 años, 37 años. No hay patrones, no hay mayores peligros localizados. A las mujeres y niñas que sonríen en las fotos las asesinaron por ser mujeres y niñas, y nos puede pasar a cualquiera en cualquier lugar de la Argentina (y del mundo).


“Agradecemos tener este espacio para poder alzar la voz por María, aunque nos duele profundamente estar aquí hoy exigiendo justicia por ella y no junto a ella. ¿Por qué mi hermana terminó formando parte de la lista más temida por las mujeres? ¿Por qué María es una menos? Si ella hizo todo lo que nos explican que hay que hacer? Si ella hizo todo para estar viva”, la que tomó primero la palabra sobre el escenario fue Rocío Speratti Aquino, la hermana de María Isabel, asesinada el pasado 16 de marzo por su ex marido Gabriel Alejandro Nuñez en la puerta de su casa en Cañuelas y frente a los hijos que tenían en común. En 2021, Nuñez ya había querido estrangularla y María lo denunció ante infinitos organismos del Estado. Caratularon la causa como lesiones leves y lo soltaron, hasta que la mató… porque quiso y porque pudo.


“María vivió lo que el femicida quiso que viviera, porque nunca es suficiente violencia. María fue gatillada por su femicida, pero empujada a la muerte por el Poder Judicial. Todas las víctimas de femicidios presentes, ahora y siempre”, gritó Rocío y los aplausos estallaron apresurados.


Nina Brugo, una de las referentes históricas del movimiento feminista, también pidió el micrófono pero esta vez con la voz entrecortada y la congoja que atraviesa el pecho cuando toca presentarse como familiar de una víctima de la violencia machista.


“Hoy vengo como familiar porque Julieta Riera Brugo, la nieta de mi primo hermano, fue arrojada por su pareja desde un octavo piso en la ciudad de Paraná, Entre Ríos. Murió así y antes de ayer el Tribunal Superior de Entre Ríos anuló el juicio que había condenado a prisión perpetua al femicida. Mi familia está devastada. ¿Por qué siempre nuestras conquistas son reversibles? Como abogada me avergüenzo. ¿Qué justicia me enseñaron estas porquerías?”.


Si no puedo bailar…


“Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa”, dicen que dijo Emma Goldman, una libertaria feminista de la primera mitad del siglo pasado. Lo cierto es que cuando las mujeres se juntan, bailan. Cuando las mujeres luchan, bailan.


Pero para poder bailar y divertir nos obligan a cuidar. Y de eso se trata “Un paso atrás, NO ME TOQUES”, un colectivo autogestivo que visibiliza y denuncia la violencia y los abusos en recitales y espacios del rock.


“¿A quién no le tocaron alguna vez el culo en un pogo? O situaciones más extremas de violencia que son horribles. Por eso surge esto. Nos hacemos presente en recitales para generar espacios seguros para las mujeres y para las diversidades. Si pasa algo, las pibas y las diversidades se acercan a nuestra carpa o stand y ahí las contenemos. Estamos atentas a lo que pueda ocurrir”, cuenta Dalila, una de las integrantes de “No me toques” que reparte volantes durante la jornada del 3J.


La Renga y Divididos, por ejemplo, son bandas que vienen “bancando a las pibas” desde el principio de esta movida de cuidado colectivo.


Para Eva no se trata de trabas generacionales, sino de ganas de revisar aquello arraigado que ya huele a naftalina: “Siempre tenés algunos que nos contestan que si no nos gusta que nos toquen nos vayamos a platea, cuando la realidad es que para disfrutar del pogo lo único necesario es que no nos toquen el culo. El empujón está bueno, pero no está bueno pasarse con el cuerpo del otro. Lo que llamamos pogo feminista es el pogo seguro y hay muchos varones que lo entienden y que empiezan a poner un freno a sus propios compañeros. Vamos por espacios seguros y de disfrute en igualdad. Vamos por un rock con conciencia de género”.


Otra que aprovecha la convocatoria del “Ni una menos” para bailar fuerte y claro es Gabriela Romero. Tiene 72 años y forma parte de la Asociación Civil Liderar Mujer, que se propone luchar por el empoderamiento femenino como forma de empoderar al mundo.


“Nací en un hogar feminista. Lo mamé desde chica y siempre traté de contagiar esa conciencia que yo adquirí, pero resultaba muy difícil. Ver hoy que hay tantas compañeras me sorprende, y me reafirma. Me reafirma en cómo crié a mis hijas, reafirma que estoy en la senda que quiero, que deseo. Conecto con el deseo de ser y de que juntas somos, que no estamos solas y que por eso adquirimos tanta fuerza”.


 


FUENTE: INFOBAE.











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