“Tuve que salir a buscarlo y me salió bien”, contextualizó el diestro de 24 años, de revés a dos manos, que ocupa el puesto 23 en el ranking mundial. “Al principio me costaba un poco el partido y no le podía encontrar la vuelta. Me venía muy plano el revés y me molestaba, además de que no veía nada porque sobre la cancha había como un contraste de luz y sombra”, confesó Cerúndolo.

“Después empecé a jugar mejor, y al final los nervios que aparecen son los de cerrar el partido, pero ya me sentía distinto al principio”, completó su análisis, luego de haberse dejado caer sobre el polvo de ladrillo cuando sentenció el juego. Habían pasado dos horas y 50 minutos de partido. Cuando llegó al vestuario y tomó su teléfono, exteriorizó su felicidad plasmándolo en sus redes sociales. “A la segunda semana de Rolanga! Octavos el lunes! Vamos!”, escribió quien esta semana había dejado atrás al español Jaume Munar y al alemán Yannick Hanfmann.

Cerúndolo se encontrará ahora con Rune, que fue finalista este año de los Masters 1000 de Roma y Montecarlo y ganador del ATP 250 de Munich. Registran un único antecedente, por el Challenger de Manerbio, Italia, en 2019, que fue favorable al argentino por 7-6 (4) y 6-0, en otro contexto muy distinto al actual. No obstante, Fran avisa: “Vengo en un gran año y me tengo mucha fe”.

El tenis argentino no conseguía tener dos representantes menores de 25 años en los octavos de final de un Grand Slam desde el US Open de 2005, cuando avanzaron Guillermo Coria y David Nalbandian.