“En Pinamar trabajamos todo el año, en este, con la comunidad local, hicimos hincapié en lo que son las actividades como las del vivero y el parque escultórico. Se trata de eventos donde concurrieron escuelas y asociaciones y a los que se sumaron escuelas agrarias de Balcarce o La Plata”, cuenta en el inicio de la charla.
Este acercamiento ha permitido que los jóvenes alumnos entiendan como se fue evolucionando la ciudad. Paralelamente se han embellecido las esculturas, solo es cuestión de darnos una vuelta para verlas atrayentes a poco de haber realizado esta reciente puesta en valor.
Carolina cuenta que el recorrido por el vivero y la posibilidad de apreciar la evolución, el crecimiento de los pinos, hace muy atractivo el paseo desde lo icónico que significa y ver cómo podemos ser testigos de ese fenómeno rodeados con ejemplares de casi 80 años de vida.
En este caso el paisajismo se visibiliza en la presencia de gramíneas y en la tendencia que nos muestra que estamos en presencia de un paisajismo que no necesita recursos hídricos. Al respecto se está robusteciendo la tendencia de volcar el esfuerzo a los jardines no necesariamente verdes. Es así que durante el recorrido de una persona desprevenida pueda encontrarse con sorpresas en el caso de encontrarse con la obra ganadora de Arte BA. O detenerse a contemplar el entorno desde el Café de Fábulaque le pone el marco a la naturaleza y al buen gusto. Y de paso, de 9 a 13, llevarse las verduras producto de las hidroponías alojadas en una enorme nave verde donde se albergan.
El nuevo año será propicio para homenajear a un artista local de la talla de Magariños Cervantes. El Sendero aeróbico que se origina en la Piña invita a residentes y visitantes que lo han tomado como propio.
Este año que concluye ha sido convocante para los amantes del Golf, como un volver a las fuentes. La Fundación Pescar volvió a sumarse y a sumar más jóvenes a incluirse en el mercado laboral.