Con ocho conjuntos de datos geológicos recopilados durante varias décadas, los científicos consiguieron acceso a datos geográficos históricos y de la evolución rotacional de la Tierra. Siguiendo a la fuente, las evidencias demuestran que la desaceleración no fue suave ni plenamente gradual. En cambio, notaron que nuestro planeta experimentó períodos de ralentizaciones seguidos de otros de estabilidad; de allí el mencionado “patrón escalonado”.
Uno de los lapsos sin variaciones notables coincidió con la explosión cámbrica, que derivó en un aumento masivo y repentino de la diversidad de vida silvestre en la Tierra. El otro, ocurrió durante “la gran mortandad”, la extinción masiva más grande que se haya registrado en este planeta. Ésta se produjo al final del período Pérmico y fue escenario para la desaparición de aproximadamente el 96% de las especies marinas y el 70% de las especies terrestres.
Con excepción de la era contemporánea en la que los humanos han alterado el medioambiente, los datos del estudio apuntaron que la desaceleración se debió a la disipación de mareas, de energía orbital y rotacional en forma de calor en la superficie de la Tierra.
La Tierra y la Luna se alejan
En el estudio que se publicó en Proceedings of the National Academy of Sciences, los geocientíficos también observaron que durante el período analizado la Luna se alejó unos 20.000 kilómetros de la Tierra. Además, que los días en nuestro planeta fueron cerca de 2,2 horas más largos.