Martes 12 de Noviembre de 2024







 23/10/2024 - TECNOLOGIA
Prepararse el mate lo distraía, inventó un cebador automático y busca revolucionar la tradición más argentina

Nicolás Antuña revolucionó las redes con un desarrollo tan original como necesario: un dispenser que mantiene el agua caliente y sirve la cantidad justa para no tener que preocuparse.


Un buen invento es aquel que surge como respuesta a una necesidad o un problema cotidiano y transforma la manera en que interactuamos con el mundo que nos rodea. Uno de los inconvenientes diarios de muchos estudiantes y trabajadores que toman mate es el proceso de cebarlos. Esta simple tradición, por más minúscula que sea, lleva tiempo. Hay que parar lo que se está haciendo, agarrar el termo con una mano, sostener el mate con la otra, tener cuidado de no derramar y no quemarse.








Cebar me desconcentraba. Además, odiaba a mi termo: era incómodo y no tenía manija. Entonces me dije; ¿y si me hago algo que me cebe el mate solo?”, contó a TN Tecno Nicolás Antuña, de 34 años y diseñador industrial egresado de la UBA, creador de Mati, el cebador automático que revolucionó las redes sociales la semana pasada.


El funcionamiento de Mati es muy sencillo: se llena el tanque de agua, se enchufa, se programa la temperatura deseada en una pantalla digital y, cuando está listo, con colocar el mate debajo del dispenser, el aparato brinda la cantidad justa.


Así nació la idea de Mati, el cebador automático de mates


“Por un lado, soy muy curioso. Mi abuelo tenía un taller en el que hacía de todo. Pasé mi infancia viéndolo trabajar y creo de ahí es que saqué ese interés por hacer cosas, desarmarlas, armarlas, etc.”, recordó Nicolás. Y agrego: “Hace un tiempo, estaba buscando algún proyecto para meterme y hacer por mi cuenta. En Twitter descubrí perfiles de gente que hacía cosas con Arduino. Así que me compré una plaqueta sin saber bien para qué y arranqué de cero a ver de qué se trataba”


Arduino es una plataforma de software y hardware libre que permite crear objetos electrónicos interactivos, como robots o sistemas domóticos y hace referencia a una placa de circuito programable que funciona como un microcontrolador, y que se puede programar para controlar componentes electrónicos como motores, luces, interruptores y botones.


A la vez, surgió la idea de crear un dispenser que le cebe el mate y así no tenga que perder tiempo levantándose a llenar el termo. Empezó a leer y a prender cómo escribir código y en poco tiempo creó la primera versión: “Con piezas varias, la placa Arduino, y la ayuda de mi vieja impresora 3D, armé lo que en realidad es un accesorio que se coloca en la boca del termo. Chupaba el agua y, gracias a un sensor, te entregaba la cantidad necesaria para un mate”.


Este prototipo tenía varios problemas. Primero, era inmenso e incómodo. Y luego, el agua perdía temperatura y el sistema dependía de la capacidad del termo, por lo que había que ir a recargarlo a cada rato. “La gente, mis compañeros de trabajo, me veían con ese aparato, se sorprendían y después se desilusionaban porque no calentaba el agua”.


“Charlando con un amigo se me presentó otro inconveniente: el prototipo solo servía para mi termo. Entonces me puse a diseñar algo que sea compatible con cualquier otro”. Así surgió la segunda versión, que además de sistema electrónico, tenía una manguerita que tomaba el agua de un termo, sin importar el tamaño. “Pero ese también duró poco porque no funcionaba bien: como los termos suelen ser más altos que este segundo dispositivo, hace como un efecto de sifón y empieza a gotear y no termina más”, explicó.


“Tardé como cinco meses en solucionar ese problema. Le quise dar mil vueltas porque me gustaba este modelo. Era compacto, chiquitito, compatible con el termo que vos tuvieras... Pero no logré hacer que funcionara bien y ahí es donde arranque de cero en la tercera propuesta”, recordó Nico.


                           


Al empezar de nuevo, con un diseño diferente, se propuso otro desafíoque caliente el agua. Para ello necesitaba incorporar un recipiente con capacidad suficiente (al menos un litro) y diseñar un modelo que lo cubra, sea fácil de transportar y no gotee. “Compré un simple cacharrito, de esos que se usan para calentar leche o salchichas y diseñé en la compu la carcaza del dispenser y lo imprimí. Pero apareció otro problema: el material con el que lo había hecho no soportaba el calor, por lo que tuve que cambiar el filamento de la impresora 3D y hacerlo con otro más resistente”.


Para darle corriente a la resistencia eléctrica usó la base de una pava eléctrica. Así, el dispositivo se puede apoyar para que caliente el agua y luego llevarlo hacia donde cada uno quiera con una práctica manija. Cuando se acaba, se llena muy fácil, se coloca en la base de nuevo y se programa la temperatura desde un control con pantalla digital (también diseñado por Antuña)


Cuando el cebador estuvo listo, Nico experimentó algunos inconvenientes con el sensor, ya que “disparaba” el agua de manera un poco imprecisa, o cuando distinguía alguna sombra. “Me pasó una vez que estábamos en un asado y de la nada empezó a escupir agua caliente. ¡Un peligro! Resulta que había mucha luz ambiental y estaba dando el reflejo sobre una mesa que era de vidrio. Eso se solucionó recalibrando y reprogramando el sistema”, recordó Nico.


Hace unos días a Nico se le ocurrió contar en X todo el proceso de creación y desarrollo del cebador. Aunque el hilo que publicó es muy técnico, con especificaciones complejas para el público no especialista, se hizo viral y cosechó más de un millón de vistas, 12.000 me gusta y casi 500 respuestas con todo tipo de felicitaciones y propuestas.




“Nunca pensé que iba a tener tanta repercusión. Algunos me sugirieron producirlo a gran escala, pero este modelo que, aunque se ve como si estuviera terminado, es un prototipo y tiene muchos detalles sin terminar que no se pueden llevar a producción. Para eso habría que rediseñarlo por completo. Pero estoy abierto a conversar con algunas de las personas que se contactaron y quieren llevarlo a fabricación”, expreso. Y finalmente confesó: “Al principio tenía dudas, pero ahora sí, puedo decir que me encantaría que Mati, mi cebador automático, llegue a toda la gente que lo quiera tener”.

























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