Luis Sanza, referente de la Cámara de Concesionarios de Playa, considera que poner en marcha un parador es oneroso y que el costo ronda un 30 % de la facturación de verano. Un proceso que incluye lonas, palos, sillas, reposeras y el tiempo que insume volver a montar el andamiaje que se pudo haber deteriorado durante el receso invernal.

“Nosotros comenzamos en septiembre para poder estar ahora a mediados de noviembre ya en condiciones de ultimar detalles para iniciar la oferta. Por eso es común ya estar viendo las primeras carpas armadas pensando en el 1 de diciembre”, dice el empresario.

Dentro de la lógica de sombra y playa, está la contingencia del clima, en esos casos hay que saber cómo manejar el vínculo con el turista ya que en algunos casos un mal tiempo puede precipitar una retirada temprana.

Un elemento a tener en cuenta son es la oferta de las redes, ya que luego de bajar las valijas llega el momento de empezar a visitar los sitios donde consta la oferta y las promociones, una tendencia.