Domingo 06 de Octubre de 2024







 13/11/2023 - DEPORTES
La Boca llena de gol y de rabia.

El equipo lo ganó al final después de otro partido flojo y sirvió para desahogo de la gente que fue a apoyar. Si Boca no va a la Libertadores 2024, será por todo lo que hizo mal este año.




Es muy difícil escribir esta columna. Por el contexto, por la cantidad de indefiniciones, por la incertidumbre sobre el futuro. Por el gol al final que desató las gargantas. Por la gente que no tuvo un solo reproche pese al derrumbe de ilusiones que significó haber perdido la final, con todo lo que costó llegar hasta allí, con todo lo que cuesta cada vez. Pero vayamos de a poco.


Primero: Boca hizo lo que tenía que hacer: ganar. En todo caso, si no alcanza para entrar a la Libertadores por esta vía, será por lo que hizo mal en el resto del semestre. No depende de sí mismo, pero hubiera sido otro golpazo no hacer la parte del trabajo que nos estaba asignada. Un gol al final siempre tiene un sabor especial, por más que haya sido un partido irregular, pobre por momentos, superado de a ratos por un Newell's que es de los peores visitantes del campeonato. 


Segundo: la gente fue fiel a la historia de Boca en el apoyo, en el canto (hacía rato que La Doce no cantaba así, tal vez haya querido enmendar su penoso papel en Brasil, entre otras cosas), en la ausencia pública de reproches por la caída ante Fluminense. Sin embargo, el clima se fue calentando con los minutos y por cuestiones que vienen de arrastre. Había bronca con algunos que vienen demostrando desde hace rato que no están en un su nivel o nunca lo tuvieron (murmullos para Pol Fernández y Campuzano; Fabra seguramente la habría pasado mal, también Almirón) y para otros que están lejos de haber cumplido con las expectativas, y en ese rubro Cavani es el abanderado: otro partido pobre del uruguayo. Por suerte para los apuntados, no habrá Bombonera hasta el año que viene.



Tercero: que Advíncula sea el nuevo símbolo elegido por la gente -ovacionado por un desborde o por un rechazo sin contemplaciones a la tribuna- habla de las necesidades y marca el camino. ¿Qué tiene el peruano? Jerarquía, vergüenza, orgullo. Y después todo lo demás: su gesto fiero, su físico imponente, su decisión para jugar cada pelota como si le fuera la vida. No es casual que, aun algo más abajo, otro de los elegidos de la gente sea Merentiel: nunca se da por vencido, los corre a todos, exige, se faja con los defensores y hace goles. Todo lo que el hincha de Boca espera de un delantero. Barco -también entre los más aplaudidos- tiene a favor su talento, su desfachatez, su juventud rebelde. Nadie la facturó su floja final, acaso entendiendo que no era responsabilidad de un pibe de 19 años hacerse cargo de un gigante que carga con años de frustraciones sobre la espalda.



Cuarto: ¿cuánto tiempo hacía que Boca no jugaba 4-3-1-2? Este nuevo interinato de Herrón, mandado a poner la cara por lo que resta de la temporada, es una clara muestra de lo que quiere el hombre fuerte del fútbol, que no es otro que Román, como todos sabemos. Con Herrón en el banco, Riquelme tiene el poder y el control de todo. A veces dan ganas de que el 10 baje y se siente en el banco. Él no es hombre de oficinas y al fin y al cabo la Bombonera es el patio de su casa...


 


Quinto: ¿de quién es la culpa si Boca no juega la Libertadores del año que viene? El camino para llegar es claro: ganar la Copa Argentina, una misión que no es imposible porque somos Boca pero que tampoco aparece sencilla en este marco de presión y, fundamentalmente, porque el equipo no jugó bien en todo el año. Ni con Ibarra, ni con Herrón ni con Almirón. Si Boca está en esta situación, es precisamente por todo lo que falló en este último tiempo. Un técnico que no estuvo a la altura y que llegó a la final casi milagrosamente -¿no nos embalamos mucho con la chance de la Séptima?-; refuerzos que prometían y no fueron solución (sobre todo Cavani, está dicho, pero tampoco aportaron Janson ni Blondel ni Bullaude, por ejemplo); tipos que nos dejaron a gamba -el capitán Rojo en la final-, otros en franca decadencia -Pol F.- y, claro, una dirigencia que falló en las elecciones o las hizo sin el tiempo suficiente para que se ensamblaran. Una duda: si el club tiene 28 millones de dólares como dijo el vice hace unos días, ¿por qué no se usaron en comprar la jerarquía necesaria? 



Y para el final: por favor basta con el marketing de "vivir y jugar con grandeza". Da asco, muchachos. No se lo cree nadie. La gente de River quería que el equipo perdiera con Central para perjudicar a Boca. Y perdió. No necesitamos favores de nadie, no los queremos y tenemos que hacernos cargo de nuestros errores y miserias. ¿El partido que le ganaron a Racing a fines del año pasado? Lo perdió Racing, un especialista en la materia. No les debemos nada ni esperamos nada de ustedes. Pero bajen del púlpito, que están metidos en el barro como todos los demás. ¡Caretas!


 


 


FUENTE: Tycsports.


 

 


 



 


 









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