Hay algunos detalles a tener en cuenta acerca de este producto creado por Raw y Queens Tech. Para comenzar, se compra de a pares y deben usarlo los dos integrantes de la pareja, ya que funcionan sincronizados. La promesa del fabricante es que The Ring reconoce estados emocionales, que manifiesta mediante luces LED de diferentes colores.
Tal como señalamos anteriormente, hay inteligencia artificial “hasta en la sopa” y esta no es la excepción. Gracias a esos avances y a la inclusión de sensores, además de un micrófono, el anillo monitora diversas variables y las analiza con IA. Desde la temperatura de la piel y movimientos sutiles, hasta frecuencia cardíaca. En función de estos datos, determina cómo se siente emocionalmente el usuario a lo largo de su día.
Así, el anillo es capaz (eso prometen) de identificar la emoción sexual, entre otras variables como la ansiedad y el estrés. Esto quiere decir que los usuarios podrían saber si su pareja experimentó esos estados. Además, aseguran que el dispositivo comprende los contentos, por ejemplo en caso de que la excitación responda a ejercicio físico y no a otra actividad.
“Si su pareja experimenta una excitación o entusiasmo inesperados, su anillo comenzará a latir inmediatamente con un brillo de color magenta, creando una conciencia íntima que trasciende la distancia y las circunstancias”, explicaron.
Privacidad en jaque
Como fuere (más allá de la suposición de que los integrantes de la pareja deciden usar este anillo con pleno consentimiento), es evidente que la propuesta avasalla las bases de la privacidad y la intimidad. Esto se confirma en el siguiente hecho: The Ring incluye un micrófono que graba patrones de voz para, a partir de esos datos, registrar patrones emocionales. El fabricante promete que no captura conversaciones.
El dispositivo aún no se lanzó al mercado. Se espera que eso ocurra a fines de 2025 o comienzos de 2025, informa la fuente mencionada. Tampoco se sabe cuál será su precio. Eso sí, hay algo seguro: cuando se ofrezca en las tiendas, generará polémica.