Entre el 24 de octubre y 11 de noviembre, se celebran los Días Mundiales del Origami, una expresión artística basada en la práctica del plegado de papel para crear diversas figuras. Esta actividad también ofrece grandes beneficios para nuestra salud.
Qué es el origami y por qué se celebran sus días
El 24 de octubre es el aniversario del nacimiento de Lillian Oppenheimer, quien fundó el primer grupo de Origami en Estados Unidos. Oppenheimer fue una de las fundadoras de la Sociedad Británica de Origami y OrigamiUSA. Fascinada con la magia que se encontraba en un papel, quiso compartir su experiencia con el mundo. Sin embargo, esta efeméride se celebra en Japón el 11 de noviembre, utilizando la figura de la grulla, como símbolo de la paz.
Según la Asociación nipona de Origami, esta actividad es una de las artes típicas que se transmite desde la antigüedad en Japón. La fecha elegida se debe a que el número uno representa un lado de un cuadrado, por lo que esta fecha (día 11 del mes 11) simboliza los cuatro lados de un cuadrado de origami.
Según esta organización japonesa, el método de fabricación de papel llegó a ese país a principios del siglo VII. Cuando eso sucedió, crearon un papel delgado pero resistente llamado “washi”. Al principio, este material se utilizaba para la copia de sutras (textos del hinduismo y el budismo) y para algunos registros. Aunque luego comenzó a usarse para rituales y para envolver las ofrendas a los dioses. Luego, entre los siglos XIV y XV algunas familias establecieron reglas de etiqueta y, con ello, el doblado ceremonial del papel. Tiempo después, la producción de papel aumentó y el origami se volvió aún más popular. Fue entonces, en 1797, cuando se publicó “Hiden Sebazuru Orikata”, el libro de origami más antiguo del mundo.
El origami se introdujo en Occidente con los últimos comerciantes que hacían la Ruta de la Seda a Oriente, cuando Marco Polo trajo el papel en el siglo XIII. Actualmente, Akira Yoshizawa fue catalogado como el iniciador de una nueva era del mundo del origami, introduciendo una simbología con figuras nuevas elaboradas con modelos en tres dimensiones, así como el plegado en húmedo.
Los beneficios del origami: concentración y autoestima
Crear una figura sin la necesidad de hacer cortes ni utilizar pegamento es la excusa para poner a trabajar fuertemente el cerebro, el cuerpo y el espíritu. El origami es una actividad muy común en las aulas de clase japonesas porque fomenta la creatividad de los niños y fortalece sus habilidades motrices. Sin embargo, esta actividad cada vez es más ejercida por personas de todas las edades debido a los numerosos beneficios que trae para la salud física y mental. Así como una hoja de papel se convierte en un bello pájaro, un doblez es una puerta para impactar la memoria, la tranquilidad y la vida.
Los origamis facilitan la concentración y la atención ya que para hacerlos hay que estar pendientes de los procesos que formarán la figura. Además, es una práctica que requiere exactitud, no vale con aproximarse a las formas porque, de ser así, el resultado no será positivo. También se potencia la destreza manual al manipular el papel de una manera muy precisa, pasando de lo abstracto a lo real.
El origami para niños o adultos activa la memoria, es un arte que requiere de tiempo y observación. Por sus características es, además, un ejercicio relajante que alejará a los niños de pensamientos estresantes y los sumergirá en un momento de esparcimiento sano. Un estudio de la Universidad de Granada comprobó que el deterioro cognitivo en adultos mayores puede comprobarse en factores en los cuales el origami ejerce sus beneficios, como la capacidad de atención y la memoria de trabajo, así como la fluidez verbal y el potencial de aprendizaje. Es una práctica que ayuda a relajarse y a reducir los niveles de ansiedad.
Esta actividad fortalece la autoestima ya que se obtiene satisfacción al conseguir resultados. Otros beneficios también se destacan el desarrollo de la constancia, la paciencia y la tolerancia a la frustración, ya que en general es necesaria mucha práctica para que las figuras de papel por fin queden bien.