Miercoles 24 de Abril de 2024







 27/12/2022 - Tecnologia Ciencia
Buscan al segundo agujero negro más supermasivo del universo

Los astrofísicos observan Leo I, una galaxia enana y cercana a la Vía Láctea, tratando de atrapar este cuerpo que tiene 3 millones de veces la masa del Sol.


En este preciso momento, dos expertos del Centro de Astrofísica Harvard & Smithsonian de Estados Unidos tienen una sola misión: observar un enorme agujero negro ubicado en una galaxia cercana a la Vía Láctea. Se trata de un objeto tan masivo como el que se encuentra en el centro de nuestra galaxia, pero alojado en Leo I, una galaxia vecina y enana a menos de 1 millón de años luz de distancia. Por el momento, este agujero negro gigante que tiene 3 millones de veces la masa del Sol es invisible. Los científicos afirman, sin embargo, que falta poco para que podamos verlo.


En 2021 el equipo notó que las estrellas aumentaban su velocidad a medida que se acercaban al centro de la galaxia (evidencia de un agujero negro), pero captar imágenes directamente de este no era posible. Ahora, los astrofísicos Fabio Pacucci y Avi Loeb han sugerido una nueva forma de verificar la existencia del agujero negro supermasivo.


“Los agujeros negros son objetos muy escurridizos y, a veces, disfrutan jugando al escondite con noso­tros”, precisó Fabio Pacucci, autor principal del estudio publicado en Astro­physical Journal Letters. “Los rayos de luz no pueden escapar de sus horizontes de eventos, pero el entorno que los rodea puede ser extremadamente brillante, si cae suficiente material en su pozo gravitacional. Pero si un agujero negro no acumula masa, en cambio, no emite luz y se vuelve imposible de encontrar con nuestros telescopios”, agregó.


Este es el desafío con Leo I, una galaxia enana tan desprovista de gas disponible para acumular que a menudo se la describe como un “fósil”. “En nuestro estudio, sugerimos que una pequeña cantidad de masa perdida por las estrellas que deambulan por el agujero negro podría proporcionar la tasa de acreción necesaria para observarlo”, dijo Pacucci. “Las estrellas viejas se vuelven muy grandes y rojas, las llamamos gigantes rojas. Estas suelen tener fuertes vientos que transportan una fracción de su masa al medioambiente. El espacio alrededor de Leo I* parece contener suficientes de estas estrellas antiguas para que sea observable”, finalizó.











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