Martes 18 de Febrero de 2025







 22/01/2025 - DEPORTES
Novak Djokovic venció a Carlos Alcaraz en el Australian Open y alcanzó su semifinal N° 50 en torneos de Grand Slam

El serbio, de 37 años, se impuso en cuatro sets al español tras perder el primer parcial.


El serbio Novak Djokovic, séptimo preclasificado, venció en cuatro sets a Carlos Alcaraz en los cuartos de final del Abierto de Australia y se instaló entre los cuatro mejores del primer Grand Slam de la temporada. Nole, de 37 años. derrotó a su rival de 21 años por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4 en 3h37m, en un estadio Rod Laver que lució repleto y que vibró ante el último exponente del Big Three y uno de los mejores de la nueva generación.


En la próxima instancia, el serbio jugará con el alemán Alexander Zverev, vencedor del estadounidense Tommy Paul, también en cuatro sets. Fue el primer encuentro de Grand Slam en superficie dura entre el serbio y el español, y la primera vez que se enfrentaron en un torneo grande en una instancia anterior a las semifinales.









El serbio comenzó el encuentro con una marcha menos. Prueba de eso fue el primer set, perdido a manos del joven español luego de evidenciar problemas físicos. Tras perder el noveno game -y cederle en bandeja el parcial a su rival, que definiría con su servicio-, Djokovic pidió médico y se fue al vestuario para que lo atendieran. Táctica, estrategia o... verdadera dolencia, lo cierto es que enfriar el partido no le sirvió. Alcaraz se quedó con la primera manga.


Sin embargo, en el segundo set Djokovic ya pareció otro. Refrescado mentalmente, empezó a calibrar la mira y a acertar tiros ganadores. La cancha ya no estaba inclinada y su rival no ganaba tantos puntos fáciles. En su cabeza, el serbio siempre supo que en peloteos largos su rival apelaría a la energía y a su juventud para moverlo por toda la cancha. Le convenían intercambios cortos, definiciones prematuras y apuestas por los winners. Nada de jugar desde la base. El partido ganó en intensidad y regaló varios puntos memorables. Si no fueran de generaciones diferentes, los Djokovic-Alcaraz se encaminarían a ser partidos clásicos, finales por torneos grandes; enfrentamientos que nunca defraudan a los espectadores.



Y Djokovic se quedó con el segundo parcial por 6-4 haciendo gala de su sangre fría y su temperamento. Sacó gala de su coraje y de su gen competitivo para recuperarse de sus dolencias físicas. Se aprovechó, además, de algún bajón tenístico de Alcaraz -el español se enojó con la umpire tras un fallo tardío y ya no fue ese jugador quirúrgico del primer set-. El serbio se metió en el partido tras su paso por el vestuario. Y ya no volvió a irse.


Porque el tercer set mostró lo mejor de todo su repertorio. No hubo ni noticias de sus dolencias. Y sí mostró pinceladas de su mejor tenis. Como si el documento no contara. Incombustible, Djokovic se recicló y fue lo suficientemente sagaz como para quedarse con los puntos más importantes del set. Una muestra gratis: en el séptimo game y con el marcador 4-2 a su favor, el serbio cometió su primera doble falta del partido. Estuvo 0-40 y se recuperó con un servicio a 200 kilómetros por hora. El juego, sin embargo, quedó para el español, que se puso 4-3.


La lección, en realidad, era que Djokovic estaba vivo. En el juego siguiente, el serbio se vengó. Quebró el servicio de Alcaraz con un punto para la historia y se llevó la mano derecha al oído. Miró hacia la tribuna. “No los escucho”, pareció decir. Flameaba alguna bandera serbia. El Rod Laver se venía abajo. La batalla tenística estaba en su apogeo.


Con el 5-3 y su saque, Djokovic se puso 30-0. Alcaraz recuperó e igualó, pero terminó capitulando tras un gran tiro cruzado del serbio que se le hizo indefendible. La pelota temrinó en la red. El estadio, de pie ante el tenis del gigante de camiseta azul. La cara del español lo decía todo: estaba dando lo mejor de si ante un rival que no le dejaba resquicio. Los dos jugaban un partido memorable, a puro corazón. El tablero, incólume y frío, decía que Djokovic estaba arriba dos sets a uno. Y el español, contra las cuerdas.





























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