¿Atraparon al famoso príncipe nigeriano de las estafas por email?
La estafa del príncipe nigeriano es un clásico del cibercrimen. La historia suele comenzar con un correo electrónico que, con ortografía dudosa y un diseño poco atractivo, nos informa que un miembro de la realeza de Nigeria necesita ayuda para transferir una gran cantidad de dinero fuera de su país porque su gobierno fue derrocado. A cambio, promete compartir una parte de su fortuna con nosotros. ¿Quién podría resistirse a tal oferta?
Aparentemente, muchos lo hicieron, ya que la estafa circula hoy en día, más de 20 años después de sus primeros registros: a pesar de su antigüedad y el conocimiento general sobre ella, sigue siendo sorprendentemente efectiva. Todos los años, ciberdelincuentes envían millones de emails de forma masiva. Con que solo un pequeño porcentaje responda, ya es un éxito.
Kayode, quien fue detenido en Ghana el año pasado y entregado a agentes especiales del FBI, tenía un modus operandi diferente al clásico cuento del príncipe nigeriano: participaba en una red de cibercriminales que utilizaban tácticas engañosas para hacerse pasar por ejecutivos de empresas legítimas. A través de correos electrónicos falsificados, solicitaban a empleados que realizaran transferencias bancarias con diferentes excusas y métodos de ingeniería social. Los empleados de la empresa, creyendo que las solicitudes eran legítimas, las cumplían y transferían el dinero a las cuentas controladas por los ciberdelincuentes.
“Hace cuatro años identificamos a seis ciudadanos nigerianos sospechosos de estafar millones de dólares a víctimas individuales y empresas de Estados Unidos”, declaró el agente especial del FBI Eugene Kowel. “Hoy, Abiola Kayode es el segundo de esos conspiradores en ser extraditado para ser juzgado”, agregó.
Mientras Kayode se enfrentará la justicia por sus estafas, la figura del príncipe nigeriano sigue siendo utilizada por estafadores en todo el mundo. Hace poco, se reportaron nuevos intentos de fraude que utilizan historias similares, ahora a través de aplicaciones como Telegram, donde los delincuentes contactan a las víctimas directamente y les piden información personal o pagos anticipados para liberar fondos ficticios.