Domingo 07 de Diciembre de 2025







 18/10/2025 - TECNOLOGIA
Las 10 claves prácticas para criar hijos en la era de la Inteligencia Artificial

La flexibilidad, el impulso a la creatividad y la gestión emocional emergen como fundamentos para familias que buscan preparar a las nuevas generaciones para el mundo transformado por la tecnología y la automatización.


La llegada de la inteligencia artificial impone desafíos inéditos a padres y educadores. Esta tecnología transforma el trabajo, la educación y la vida cotidiana, por lo que exige estrategias flexibles para preparar a nuevas generaciones. Benjamin Wallace, en “One Great Story de The New Yorker, señala que la falta de consenso sobre habilidades y valores clave impulsa la búsqueda de modelos de crianza adaptables.



Padres y expertos debaten sobre las habilidades relevantes para el futuro, mientras informes del Foro Económico Mundial estiman que el 65% de los niños actuales trabajará en empleos que aún no existen. Incluso los optimistas coinciden en que los cambios superan la capacidad de adaptación de las escuelas tradicionales.





El valor de la autonomía






En este panorama, la autonomía para actuar y decidir —lo que muchos denominan agencia infantil— adquiere un peso crucial. Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, sostiene que “la agencia, la voluntad y la determinación serán probablemente extremadamente valiosas”. Garry Tan, director de Y Combinator, coincide: “La agencia es ahora el rasgo más importante que podemos enseñar a nuestros hijos”.



La agencia se define como la capacidad para identificar opciones, tomar la iniciativa y perseverar ante la adversidad. Matt Bateman, filósofo y padre de dos hijos, explicó a The New Yorker que fomentar esta cualidad implica enseñar a buscar soluciones y confiar en la propia capacidad para enfrentar retos. Una cualidad que, antes asociada a innovadores y emprendedores, hoy resulta vital para cualquier persona expuesta a un mundo marcado por la automatización y la inteligencia artificial.



Modelos educativos alternativos y educación personalizada






Ante la obsolescencia de los sistemas educativos tradicionales, aparecen alternativas como Alpha School, fundada en Austin en 2014 y con dieciséis campus en Estados Unidos. Alpha emplea inteligencia artificial para adaptar el aprendizaje, buscando que los estudiantes logren un 90% de dominio en cada materia antes de avanzar, e incorpora habilidades como oratoria y gestión de proyectos.



Los alumnos dedican pocas horas al estudio académico y el resto a competencias como emprendimiento y colaboración. El sistema de recompensas y participación democrática potencia la autonomía y responsabilidadThe New Yorker señala que el éxito de Alpha puede deberse a la selección de sus alumnos, el entorno familiar y la matrícula anual de USD 40.000.


El modelo toma como referencia estudios de Benjamin Bloom sobre tutoría personalizada e incluye técnicas avanzadas como repetición espaciada y tutores digitales, hoy poco frecuentes en la educación convencional.





10 claves prácticas para la crianza ante la inteligencia artificial



Pese a la diversidad de enfoques, The New Yorker resume una serie de recomendaciones para orientar la crianza en la era de la inteligencia artificial. Destacan la flexibilidad y habilidades como resiliencia, empatía, gestión emocional y colaboración. Las actividades prácticas no pierden valor, sin importar el contexto:



1. Aceptar la incertidumbre y mantener la serenidad



Es imposible prever el mundo dominado por la IA. Las predicciones van desde la abundancia hasta crisis existenciales y tecnológicas. La clave es evitar la obsesión por el éxito académico tradicional y priorizar una infancia plena y auténtica.



2. Fomentar la agencia personal y la autonomía



Enseñar a decidir, resolver problemas y asumir errores. Ejercicios prácticos como planificar actividades familiares o administrar materiales de estudio consolidan esta competencia. Por ejemplo, incluir a los niños en decisiones del hogar, como organizar una reunión o preparar una comida sencilla.





3. Motivar la curiosidad y el aprendizaje activo



Guiar sin imponer, permitiendo la exploración de temas de interés real. El aprendizaje autodirigido resulta más valioso en escenarios futuros imprevisibles. El uso responsable de tecnología puede ser un aliado relevante: canales educativos y plataformas interactivas enriquecen esta iniciativa.



4. Valorar habilidades humanas y creatividad



Las capacidades más demandadas serán aquellas donde la IA aún no destaca: empatía, colaboración, resiliencia, creatividad y liderazgo. Incentivar experiencias que impliquen trabajo en equipo, gestión de conflictos y autorregulación emocional.



5. Evitar la idealización de la educación convencional



Memorizar datos o acumular títulos podría dejar de ser relevante frente a la habilidad de adaptarse y aprender de manera continua. Fomentar la búsqueda de sentido y el desarrollo de pasiones propias, aunque difieran del currículo escolar estándar.



6. Promover la toma de decisiones éticas y la responsabilidad



Animar a reflexionar sobre las consecuencias de los actos, participar en discusiones familiares sobre valores y asumir pequeños retos que favorezcan la toma de decisiones consciente.





7. Utilizar la tecnología como herramienta, no como fin



La agencia personal y la autonomía se fortalecen al enseñar a los niños a tomar decisiones y resolver problemas.



Permitir la experimentación tecnológica, pero siempre dentro de límites y bajo supervisión. Fomentar un uso creativo: grabar videos, programar o inventar juegos, y enseñar a gestionar el tiempo de pantalla en equilibrio con la vida fuera de lo digital.



8. Entrenar la adaptabilidad y el manejo de la frustración



La flexibilidad resulta fundamental en escenarios volátiles. Ayudar a los hijos a gestionar fracasos, cambios o desilusiones destaca el valor del esfuerzo, la paciencia y el reajuste de expectativas ante la novedad.



9. Abrir espacios para la autoexploración y la reflexión



Facilitar momentos donde puedan descubrir sus intereses y potencialidades, construyendo su autoimagen más allá de logros académicos. Acompañar la exploración de hobbies, deportes, trabajos manuales o voluntariado.



10. Compartir momentos significativos y priorizar el vínculo familiar



Frente a cualquier desenlace tecnológico, la vida humana se define por lo cotidiano: conectar, disfrutar, crear recuerdos y dejar espacio al afecto y la espontaneidad.


En definitiva, destaca Wallace, criar en la era de la inteligencia artificial exige asumir la incertidumbre y centrarse en aquello que hace la vida auténticamente humana. El desafío consiste en sostener las actividades sensatas y humanas, aunque el futuro permanezca imprevisible.
























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