Por Walter Ramírez Moyano

El viernes próximo Argentina ocupará la presidencia del G20, que se realizará por primera vez en América del Sur. El gobierno del presidente Macri, desde los inicios de su gestión, intenta recuperar imagen ante el mundo, previendo el ingreso de inversiones. El convertirse en anfitrión denota una confianza de los países potencialmente inversores.

El G20 convoca a los presidentes de las dos terceras partes de la población mundial, cuyos productos brutos son el 85% del planeta. 

En 2017 la Argentina recibió 6.000 millones de dólares en inversiones. Bastante menos de lo que tuvieron otros países de la región. La llegada de la cumbre a nuestro país es una ocasión para vincular mejor a la Argentina con el resto del mundo, ya que de los 100 países más industrializados, sólo uno pertenece a Latinoamérica. Aparte de los países que componen el grupo, el ser anfitrión permite convocar a otros países que no forman parte del G20. En esta ocasión, los países invitados serán Jamaica, Chile y Países Bajos.

Por otra parte, la presidencia de la cumbre hace que nuestro país sea mediador de posiciones, por lo que nuestro papel acercando las opiniones encontradas y terciando con otros países de manera clara y transparente hace que los otros miembros nos vean con buenos ojos.

¿Qué es el G20?

El G20 es el principal foro internacional para la cooperación económica y busca generar políticas públicas. Lo componen Argentina, Alemania, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Arabia Saudita, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea. Tuvo origen en un foro de ministros de economía y finanzas y de presidentes de bancos centrales de países, a partir de una reunión del G7. 

Los miembros del G20 aportan el 85% del producto bruto mundial, o sea, dos tercios de la población, así como el 75% del comercio internacional. 

En esta oportunidad, la reunión abordará:

• Las nuevas tecnologías y el cambio de las estructuras tradicionales del trabajo. Como se debe capacitar a las personas para su vida en el siglo XXI, así como las modificaciones al sistema educativo. Estas modificaciones deben asegurar que no generen exclusión, desintegración social ni reacciones adversas, buscando las condiciones para más y mejores empleos.

• Por otra parte, se buscará garantizar la eliminación de las disparidades de género y la inclusión laboral, digital y financiera de todas las mujeres.

• También se tratará de precisar el impacto de los cambios tecnológicos en la productividad, el crecimiento, el empleo y la desigualdad. 

• Otro de los puntos a tratar es el déficit en infraestructura, considerando a ésta como eje primordial para el desarrollo de los países.

• También se discernirá sobre la productividad de los suelos para la provisión de alimentos de forma sostenible, inclusiva y eficiente.