El fútbol y la política caminan de la mano desde hace muchos años, por lo menos en Argentina, donde habitualmente los protagonistas dan el salto de un lado hacia el otro, y ejemplos sobran. En esta oportunidad, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, alquiló el avión de Lionel Messi por cuatro días para volar a México, donde está llevando a cabo varias actividades oficiales.

Se trata del Gulfstream V, matrícula LV-IRQ, fabricado en 2002 en Estados Unidos y adquirido por la Pulga en 2018 a cambio de 15 millones de dólares. La aeronave tiene detalles con referencia directa al astro argentino: el número 10 en la cola y los nombres de la familia en la escalera (Antonela, Thiago, Ciro y Mateo). Sin embargo, estas características fueron modificadas por uso protocolar presidencial.

Entre sus comodidades, cuenta con una capacidad para 16 personas, autonomía para más de 10.742 mil kilómetros -aproximadamente la distancia que separa a Barcelona de Argentina- y llega a velocidades crucero de 940 km/h. Además, tiene asientos que se vuelven camas, dos baños (uno hasta con ducha), dos cocinas y una Playstation con controles dorados, entre otras cosas. En cuanto a lo estrictamente técnico, el fuselaje de la aeronave privada se extiende a lo largo de 29 metros.

El dato a tener en cuenta es que Messi no puede realizar vuelos de cabotaje dentro España, ya que la matricula está registrada en Argentina y él es un residente fiscal en la Unión Europea. Sí pudo utilizarlo cuando el 9 de diciembre de 2018 viajó junto a compañeros y allegados a Madrid para ver la final que River le ganó a Boca en la Copa Libertadores.

Fernández partió anoche (0.27) desde El Palomar, acompañado por la primera dama, Fabiola Yáñez, y arribó esta mañana (a las 9) al aeropuerto internacional Benito Juárez, en Ciudad de México.